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La noche de la poesía que nos dejó desarmados. Con David Rizzo

David Rizzo

David Rizzo derramó su corazón en las tablas de nuestro Teatro Coliseo. Se desangró en poesías y nos dejó desarmados; tocados los sentimientos y exhaustos de palabras hermosas, en muchos casos, hirientes en otros. La poesía, como decía este inmenso actor, es un género poco popular hoy en día, la gente lee pocos poemas y los rapsodas (personas que leen e interpretan a los poetas) son una ‘especie’ que parece abocada a la extinción. Pero no, mientras existan artistas de esta categoría amantes y defensores del género desde cuya cuna bebió de las fuentes de su abuelo y su padre; grandes rapsodas de dentro y fuera de nuestro país que declamaron versos como si fueran espadas para luchar contra la ignorancia de muchos.

Rizzo solo necesitó su voz. A pecho descubierto, sin más parafernalia que su garganta y lo que ésta proyectaba desde el centro de sus entrañas y las de los hermanos Machado, Lorca, Miguel Hernández o León Felipe. Un espectáculo de la memoria, un poderoso torrente de palabras teatralizadas. El actor no declama, convierte el poema en una pequeña obra de teatro interpretada de una forma tan impecable y desgarradora que será muy difícil olvidar lo vivido en el Teatro Coliseo. Solo podemos ofrecer un pequeño extracto de esa noche que se alargó en un suspiro hasta las dos horas, casi.

Una suerte para los que acudimos a verle; una suerte para los que se emocionan; una suerte que este señor siga peleando por lo que ama…

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