
La lectura de un pasado cegado por la tragedia. El presente velado por la culpa y el temor de ser descubierto. Usuhaia, de LoKlaro Producciones, es pura poesía, visual y sonora; montaje arrebatadoramente trágico en su nudo y desenlace; elegante y sofisticada obra de arte donde hablan el dolor y la expiación; la falta de escrúpulos (y las estrategias para salir de ellos) en una guerra que escondió una historia de amor cuyas raíces han llegado hasta la ciudad más lejana del mundo, Usuhaia, en cuyo bosque se esconde el personaje principal, Mateo, interpretado de manera magistral por Aníbal Soto. El hombre que huye de su pasado al que llega Nina, una asistenta con tantos misterios como los del propio Mateo. El texto, de Alberto Conejero, fluye como la nieve que cae en ese bosque de personajes; de ayer y de hoy; de idas y venidas entre fantasmas. Una historia escrita para conmover y hacernos reflexionar sobre el poder que encierra el amor aún con un trasfondo tan amargo como el que se nos plantea en la obra. Conejero describe muy bien el miedo y el horror de guerras de tiempos pasados: físicas y psíquicas.
El montaje es el continente perfecto de la palabra escrita. Poesía visual, como decíamos en un principio. Magia en colores ámbar, azul…Un bosque animado que invita a refugiarse; que se presenta cálido, tanto o más que el interior de esa casa fantasmagórica. Preciosa puesta en escena y una dirección magistral donde todo encaja a la perfección, como las balas en el tambor de un revolver que dispara tragedias. Carlos Aceituno ha recreado la historia de los cuatro personajes de una forma maravillosa. Y esos personajes, Mateo, Nina, Rosa y Matthäus, llenan el escenario a través de Aníbal Soto, Cristina Mediero, una de nuestras actrices imprescindibles cuya carrera parece no tener techo, María Prieto que también borda un personaje tan herido como el de Nina y Daniel Hidalgo, otro actor máximo de nuestra provincia. Cuatro jinetes en estado de gracia que ponen los vellos de punta y al público en pie. Ojalá USUHAIA tenga el recorrido que su calidad merece, que el teatro que se hace en Jaén merece.
