
Vale que sea una tradición importada; una forma de “celebrar” el Día de Todos los Santos a la americana. Vale que a muchos nos gusten más las visitas al cementerio, su engalanamiento, las gachas dulces, las castañas y todo lo que tenga que ver con honrar a nuestros seres queridos de una manera menos terrorífica. La globalización es lo que tiene y no podemos ponerle freno a este tipo de cosas, eso sí, siempre y cuando no nos olvidemos de nuestras costumbres. Sea como fuere, la gente que participó en estos pasajes del terror, de Villacarrillo y Mogón, se lo pasó de miedo. Así que si la gente se divierte y es feliz (o sufre, en este caso) damos por bueno todo. Un gran trabajo de la concejalía de Juventud y Anejos.
Os dejamos una galería de fotografías de José Luis Martínez.
