Estrenamos nuestra sala de exposiciones virtuales con este vecino de Villacarrillo, Francisco Marín Fajardo.
Aunque natural de Linares, lleva viviendo un tiempo en nuestro pueblo, al que ha vuelto tras un periplo de cinco años por otras tierras. Es un verdadero placer, un lujo más bien, saber de su talento y de su forma de entender el arte. Hoy comparte un trocito de algo que no suele enseñar, pero que le acompaña allá donde va. Especializado en diseño, publicidad, branding y marketing; considera que no sabe mucho de pintura, pues ha ido experimentando por su cuenta desde los diez años; intercalando su aprendizaje con un sinfín de inquietudes diarias. Ahora, como ya hemos dicho, reside en Villacarrillo y realiza su primera exposición visual, sintiendo no mostrar, aún, pinturas de este bonito pueblo. Por ahora…
Sueño y Vigilia. Por supuesto, hemos hablado con el protagonista. Nadie mejor que él para explicarnos su trabajo. Francisco nos dice: “Este viaje es una muestra de dos realidades antagónicas, coexistentes pero dependientes entre sí. Comienza en 2013 y se extiende hasta 2020; atravesando en ese periodo de tiempo once cambios de vivienda y siete mudanzas entre comunidades autónomas. Este extracto, ya que la totalidad de la obra está aún incompleta, se nutre desde 1995 de las particularidades que rodean y dan forma a mi vida. Soy autodidacta en pintura desde que no alcazaba, creo recordar, el metro de altura”.
Aficionado a la fotografía (desde que usa el primer premio de diseño gráfico de la Diputación de Jaén para comprarse su primera cámara réflex, con 15 años), a la escritura (publica su primer libro de aforismos, poesía y relatos cortos con 20 años), y necesitado de música día a día (de cuantos más diversos géneros mejor); “Sueño y Vigilia” es una narrativa visual muda que no nace para ser exhibida sino útil para el autor. En ella, sin pretenderlo, se intuye parte de lo que le gusta, parte de lo que no, parte de quién es y parte de su inconsciente.
“No puedo evitar la dependencia emocional que me ata a cada lugar por el que he transcurrido; quizá porque estuve en siete colegios distintos, porque me guste más observar que intervenir o por alguna otra cosa más; me suele doler más, dejar atrás un lugar que a una persona. Cada vez que veo una imagen que me gusta en los lugares donde vivo, le hago una foto o hago un boceto (esta pequeña muestra consta en su origen de más de 600 escenas que aún tengo pendientes por pintar o terminar). Cada vez que acabo un cuadro, por la parte de atrás, escribo la fecha, el lugar, el tiempo que hacía ese día; cuento lo que estaba pasando a mi alrededor y lo que pensaba. Después lo fotografío por ambas caras y entonces sí está terminada la obra”
“Gran parte de ellas las repinto por encima, las tiro o las abandono en alguna mudanza, pues ya han cumplido el propósito por el que las pinto. Es por eso que muy pocas me acompañan físicamente y de ahí que sea digital esta exposición”
Me encantan todos!!