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Un adiós con olor a lápiz, papel y tinta…

Esta mañana me entero que nuestro amigo José Serrano “Feliciano” ha partido de viaje. Que ayer mismo se le dijo adiós y yo que no me he enterado. Bueno, habrá oportunidad de abrazar a la familia hoy, o mañana, o cuando encarte la situación. No se siente más ni menos ni se trata de una carrera de fondo para ver quien da el pésame el primero. Cuando alguien tan conocido por todos se va a descansar lo que queda, como es mi caso, es una retahíla de recuerdos impresionante y esa emoción paralela hace que escriba esto hoy.

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Porque “Feliciano” fue un personaje muy querido para muchos niños y niñas de mi generación, anteriores y posteriores. Algo así como aquel quiosquero de Barrio Sésamo si se me permite el símil. Por su papelería, librería, prensa pasamos muchos para adquirir todas las herramientas necesarias para nuestro crecimiento educativo y también personal: libros de texto, compás, gomas de borrar, los primeros Rotring, libretas, carpetas, plumieres, material para trabajos manuales…la escuela. También la de la vida porque para mí acudir a “lo de Feliciano” era una aventura constante, creo que desde los 7 a los 15 años iba todos los días, unas veces a hojear cómics y otras a comprar algún capricho con el dinero que tenía ahorrado. Un capricho podía ser esta maravilla:

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O estas otras:

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Adicto a los cómic, como era, no podía salir de allí sin ver las portadas de todos los que se exponían a la entrada. A la izquierda. Allí me aficioné como nadie a la música, ahorraba hasta el último céntimo para comprar las revistas de música de moda, incluso la SuperPop (sic). El cine con la Fotogramas…De allí llegaron los Reyes Magos con mis primeros Juegos Reunidos o mis Exin Castillos, mi primer libro para adultos…

Es lo que tiene ser el “tendero” de un establecimiento tan popular. También rer el marido de una mujer, Teresa, con la que siempre he conectado mucho, por una extraña razón, o no, y a la que le tengo el mismo cariño que al resto de su familia. Sé lo que duele que se vayan, pero también sé que cuando son tan queridos el dolor se atenúa antes y los buenos recuerdos empiezan a prevalecer por encima de todo. Duele, sí pero con el tiempo ese dolor se transforma en una sonrisa, por lo vivido. El establecimiento sigue en pie, adecuado a los tiempos claro está.

Descansa en Paz y tranquilo sabiéndote querido, amigo. Escudo

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