Hay que hacer algo con este hombre. Hay que hacer que sus historias o, mejor dicho, las de su tío Pablo, lleguen al mayor número de lectores/as posible. Os cuento su propia historia, que es digna de admiración. Antonio Molina es vecino de Villacarrillo, aunque natural de Iznatoraf. Al igual que ocurriera con nuestro amigo Tomás López, Antonio, usuario habitual del Centro Guadalinfo, es un apasionado de las letras; de la lectura, de contar historias en definitiva. Autodidacta y una mente inquieta cuyo principal hobby, tras su jubilación, ha sido escribir. Recopila relatos, cuentos; historias aprendidas con los años y vividas en primera persona. Describe personajes, como el de su tío Pablo, y traslada al papel sus vivencias, algunas reales, otras con algo añadido del imaginario del autor. Hace pocos días me dejaba en mi despacho un ejemplar (único) titulado, “Veladas de invierno” con el objetivo de que le echara un vistazo. No hicieron falta mucho más de cuatro líneas para que lo escrito en ese libro, artesanal cien por cien, me enganchara inmediatamente. “Veladas de invierno” habla de un tiempo pasado que en ningún caso fue mejor, al menos para su protagonista. Habla de guerra, de hambre, de abusos, de viajes infinitos, de picaresca para poder sobrevivir a un mundo pintado en blanco y negro. De niños jornaleros, de patrones/as indecentes, de miedo…Pero todo bajo un halo de esperanza y nada de resentimiento, o poco.
Un libro que Antonio lleva bajo el brazo porque, como decíamos anteriormente, solo existe un ejemplar que ha fabricado él mismo; escrito y encuadernado. Por lo tanto es difícil poder acceder a estas historias a no ser que os encontréis por la calle al autor y le pidáis que os lo preste o que alguna editorial lo conozca, lo revise, le dé forma y haga que esto llegue a todo el mundo. Merece la pena, os lo aseguro.
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